Recorrido por la seguridad de los vehículos automóviles
El primer automóvil propulsado por un motor de combustión interna, considerado el precursor de los vehículos modernos, se atribuye a Berta Benz y Karl Benz. Este automóvil comenzó a circular el 29 de enero de 1886 y a partir de ese momento la sociedad comenzó a experimentar una profunda transformación y un desarrollo sin precedentes durante el siglo XX.
Pero no todo iban a ser buenas noticas, a partir de la aparición del automóvil. No había finalizado todavía el siglo XIX cuando se produjo el primer accidente mortal con un vehículo propulsado por motor de combustión interna del que se tiene registro, y este hito también marcaría, de algún modo, la historia y la evolución de los vehículos automóviles, al evidenciar que el atributo “seguridad” también debía estar presente en su diseño y en las características de los vehículos automóviles. Por cierto, en ese primer trágico suceso, ocurrido el 17 de agosto de 1896 en Londres, estuvo implicado uno de esos automóviles pioneros de Benz, el cual atropelló a un peatón que atravesaba la calzada, circulando el vehículo a la “escandalosa” velocidad de 6 kilómetros por hora, según declaraciones de su conductor, aunque hubo testigos que decían que iba mucho más rápido, a unos 12 kilómetros por hora.
Primer hito destacable, el cinturón de seguridad
Aunque en el tiempo se fueron sucediendo continuas evoluciones y mejoras en el diseño de los vehículos que, por ejemplo, potenciaron la eficacia de sus sistemas de frenado -el sistema de frenado hidráulico a las cuatro ruedas se introdujo en 1922- y también mejoraron el confort y la seguridad para los usuarios -los vidrios templados y los salpicaderos acolchados se comenzaron a utilizar en los años 30-, tuvieron que transcurrir muchos años hasta que se produjo el que es considerado primer gran avance en la seguridad de los ocupantes de los vehículos: el cinturón de seguridad de tres puntos. Este sistema de seguridad fue inventado por Nils Bohlin, ingeniero sueco de Volvo, fabricante que dejó libre su patente, para que pudiera ser usada por el resto de fabricantes de automóviles, que rápidamente lo adoptaron como un estándar, contribuyendo así a la difusión del sistema de seguridad que más vidas ha salvado hasta el momento y que sigue siendo uno de los más eficaces.
Bohlin diseñó el cinturón de seguridad de tres puntos en 1958 y lo introdujo en los vehículos de Volvo en 1959. Este diseño se diferencia de los cinturones de seguridad anteriores al incorporar un sistema de anclaje de tres puntos: uno sobre el hombro y dos en la cadera, disposición con la que se mejora significativamente la seguridad y la efectividad del cinturón de seguridad, al distribuir las fuerzas del impacto de manera más uniforme en el cuerpo.
Nils Bohling, ingeniero de Volvo, diseñó el cinturón de seguridad de tres puntos en 1959. Fuente: Volvo.
NHTSA y primeros ensayos de choque cuyos resultados se hicieron públicos
Los crash tests, o pruebas de choque, se llevaron a cabo por primera vez en las décadas de 1930 y 1940, de forma muy rudimentaria y sin estandarización alguna. Sus resultados, además, no se hacían públicos. No fue hasta la década de 1980, en USA, y 1990, en Europa, que estos resultados comenzaron a ser accesibles al público en general. En 1979, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), creada 13 años antes en los Estados Unidos, asumió un papel protagonista en la realización y divulgación de pruebas de choque para evaluar la seguridad de los vehículos. A medida que la conciencia pública sobre la importancia de la seguridad automotriz aumentó, se comenzaron a publicar informes y resultados de crash tests para informar a los consumidores sobre el rendimiento de seguridad de diferentes modelos de automóviles.
Desde entonces, los crash tests se han convertido en una parte integral de la evaluación de la seguridad de los vehículos, y los resultados de estas pruebas son públicos y accesibles para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre la compra de automóviles más seguros. Uno de los principales sistemas de seguridad pasiva que se desarrollaron en esta época fueron los airbags, frontales en un primer momento, y laterales, de cortina, incluso de rodilla, añadidos en décadas posteriores. Todos estos airbags se fueron optimizando mediante el desarrollo de nuevos ensayos de choque, sin olvidar la importancia que también ha tenido el desarrollo de los dummies, o maniquíes antropomórficos, que “sufren” estas colisiones, midiendo en sus cuerpos los efectos de las mismas.
La revista alemana Auto Motor und Sport hizo públicos en 1991 los resultados de una serie de crash test sobre el VW Golf. Fuente: Auto Motor und Spor.
Creación de Euro NCAP
Uno de los mayores impulsores de la seguridad de los vehículos, junto con la NHTSA norteamericana,
ha sido Euro NCAP. Esta organización, así denominada por las iniciales en inglés de Programa de Evaluación de Coches Nuevos en Europa, ha sido decisiva para estimular el desarrollo de constantes mejoras de seguridad en los vehículos, por parte de los fabricantes, a través de eficaces campañas de comunicación de los resultados de las pruebas que realiza. Primero fueron los ensayos de choque, para evaluar exclusivamente la seguridad pasiva de los coches, después se añadieron pruebas de evaluación de sistemas de seguridad activa, como el control electrónico de estabilidad -ESC- y últimamente también se comenzaron a evaluar los sistemas avanzados de asistencia al conductor -ADAS-. El siguiente paso, ya previsto, es evaluar la eficacia de sistemas basados en el vehículo conectado y también de conducción semi-autónoma.
Desde sus inicios, en 1996, Euro NCAP se ha destacado por su papel en la evaluación independiente
y la clasificación de vehículos en términos de seguridad: las bien conocidas 5 estrellas (en el origen fueron 4), a las que todos los modelos de vehículos aspiraban. Su misión principal ha sido la de proporcionar a los consumidores información objetiva sobre el rendimiento de seguridad de los automóviles, estimulando así la competencia entre los fabricantes para mejorar continuamente sus diseños y tecnologías de seguridad.
Euro NCAP realiza rigurosas pruebas y evalúa una variedad de criterios, incluyendo la protección de ocupantes, adultos y niños, así como de usuarios vulnerables externos al vehículo, peatones y ciclistas, y también sistemas de asistencia a la conducción. El valioso trabajo de esta organización independiente
ha llevado a una mayor conciencia de los consumidores sobre la importancia de la seguridad, como un
atributo o prestación que los vehículos deben proporcionar y con ello también a un enfoque por parte de
los fabricantes en la integración de tecnologías avanzadas de seguridad en sus vehículos.
La clasificación Euro NCAP se ha convertido en un estándar reconocido por la industria automotriz y en un referente para los consumidores que buscan adquirir vehículos más seguros. La competencia por lograr altas calificaciones en las pruebas de Euro NCAP ha llevado, desde sus inicios, a una rápida adopción de innovaciones tecnológicas destinadas a mejorar la protección de los usuarios y a reducir los riesgos de lesiones, en diversos escenarios de colisión.
Además de su enfoque original en la seguridad pasiva, evaluada mediante sus conocidos crash test
o pruebas de choque, Euro NCAP también ha contribuido al desarrollo de tecnologías de asistencia a la seguridad, alentando a los fabricantes a implementar sistemas como el frenado automático de emergencia AEB-, con detección de peatones y ciclistas, o el asistente de mantenimiento de carril -LKA-, entre otros.
En síntesis, Euro NCAP no solo ha sido un eficaz organismo evaluador de seguridad, sino que ha sido
un agente de cambio que ha influenciado directamente en las decisiones de diseño y fabricación de vehículos. Su enfoque en la transparencia y la promoción activa de tecnologías avanzadas de seguridad ha generado una ola de mejoras en la seguridad automotriz, haciendo de Euro NCAP una figura central en la promoción de estándares elevados que salvan vidas en las carreteras de todo el mundo.
De los Sistemas de Asistencia a la Conducción Semi-Autónoma
Si los 90 fueron la década en la que la seguridad pasiva de los vehículos comenzó una espectacular
evolución, en la primera década del siglo XXI se sumaron los sistemas de seguridad activa. El sistema antibloqueo de frenos -ABS- apareció primero, aunque no llegó a lograr una atribución clara de reducción de accidentes, por razones difíciles de explicar, puesto que en las pistas de pruebas mostraba unas prestaciones espectaculares. El sistema electrónico de estabilidad -ESC-, con el que comparte un gran número de componentes, sí demostró una gran eficacia, hasta el punto de que se le considera otro gran salvavidas, después del cinturón de seguridad. Y en la segunda década de este siglo comenzaron a ganar presencia en el mercado los sistemas avanzados de asistencia a la conducción -ADAS-, entre los que destaca, por su comprobada eficacia, el Sistema Automático de Frenada -AEB-, que primero ayudó a
evitar colisiones por alcance en entornos urbanos, después amplió su rango de funcionamiento a velocidades interurbanas y más tarde añadió la capacidad de detectar peatones y ciclistas, con lo que se terminó imponiendo su obligatoriedad en todos los nuevos vehículos homologados a partir de julio de 2022, junto con otros sistemas ADAS, y vendrá de serie en todos los vehículos que se pongan a la venta en Europa a partir de julio de 2024.
Todos estos avances no solo han transformado la forma en que viajamos, sino que también han
desempeñado un papel crucial en la reducción de lesiones y pérdidas de vidas en las carreteras. Sin embargo, este viaje hacia la seguridad está lejos de concluir. Mientras nos asomamos al futuro, vislumbramos un horizonte que promete innovaciones aún más extraordinarias. La convergencia de la inteligencia artificial, la conectividad y la conducción autónoma nos permite imaginar una nueva era en cuanto a seguridad vehicular. Los vehículos autónomos, respaldados por sistemas de aprendizaje automático y sensores avanzados, anticiparán peligros antes de que ocurran, redefiniendo la noción de prevención de accidentes.
En este emocionante viaje hacia el futuro de la seguridad vial, la innovación tecnológica continuará siendo la brújula que nos guiará hacia la Visión Zero. El camino hacia un futuro sin accidentes graves o
mortales. Entretanto, no olvidemos que todavía somos los responsables de nuestra seguridad, los conductores hacia nuestro destino.