¿Qué vida útil les quedan a mis neumáticos y cuándo debo cambiarlos?

3 de marzo de 2021

4 señales a tener en cuenta

Los neumáticos son el único componente de nuestro vehículo que nos une con el asfalto, debido a su importancia mantenerlos en buen estado es fundamental. Al estar en contacto directo con la carretera, sufre mucho desgaste. Hay que tener en cuenta que un neumático desgastado por debajo del límite legal, e incluso antes, deja de cumplir su función y pone en peligro nuestra seguridad y la de los demás, ya que el agarre disminuye y aumenta la distancia de frenado, multiplicándo el riesgo de sufrir patinazos o el temido aquaplaning. Por otro lado, además de ser un peligro para la seguridad vial, circular con neumáticos en mal estado se traduce en un gasto extra de combustible y más emisiones de CO2 a la atmósfera.

Sin embargo, a pesar de merecer todo nuestro cuidado y atención, en ocasiones alargamos el cambio de nuestros neumáticos en exceso. Según un reciente estudio de Goodyear y Race 1,5 millones de vehículos circulan con los neumáticos en mal estado.

La vida vida útil de un neumático comienza a partir de su instalación en el vehículo. Estos deben ser sustituidos cuando se desgastan, sin embargo, es algo que varía mucho en función de diversos factores: su diseño, los hábitos del conductor, el clima, las condiciones de la carretera y los cuidados que se dispensan al neumático. Por eso, es importante que revisemos su estado periódicamente para comprobar cómo se encuentran y reemplazarlos por otros nuevos si es el caso. Llegados a este punto y con la finalidad de ayudar al conductor, Confortauto Hankook Masters resume en 4 las señales de desgaste o deterioro que pueden evidenciar la necesidad de realizar el cambio de neumáticos en nuestro coche: 

1. Cuando la banda de rodadura del neumático es inferior a 1,6 mm

El funcionamiento óptimo de los neumáticos está íntimamente relacionado con la profundidad de su banda de rodadura. Su función principal es desviar el agua de debajo del neumático para mejorar la tracción y evitar el aquaplaning. La banda de rodadura de los neumáticos tiene una profundidad de entre 7 y 9,5 mm. Este valor garantiza el mejor rendimiento en condiciones variables. La profundidad mínima legal de la banda de rodadura para todos los neumáticos de turismos en Europa es de 1,6 mm. Si los surcos están a menos profundidad, significa que el neumático debe de reemplazarse inmediatamente. No obstante, es recomendable no apurar tanto el desgaste de la banda de rodadura y sustituirlos cuando la profundidad sea inferior a 3 milímetros, a más desgaste mayor es la distancia que necesitaríamos para frenar.

Para comprobar su desgaste lo ideal es tener un profundímetro. Esta es una herramienta pequeña a la venta en talleres o centros de automóviles por un módico precio, que nos permite medir con precisión la profundidad exacta de las ranuras de los neumáticos en diferentes lugares de su superficie. Pero existe otra manera muy sencilla de saber si nuestros neumáticos están o no desgastados: Introduciendo una moneda de 1 euro en el fondo de las ranuras. Si las estrellas grabadas en el borde de la moneda son visibles, es momento de cambiar los neumáticos.

Circular con neumáticos desgastados sin dibujo y sin la correspondiente profundidad de la banda de rodadura supone que nuestro vehículo frenará mal y sin control ante una emergencia, ya que éstos habrán perdido adherencia y no ofrecerán un buen agarre en el asfalto. Además, cabe tener en cuenta que llevar desgastados los neumáticos de nuestro coche es motivo de multa ya que ponemos en peligro nuestra seguridad y la del resto de conductores. La DGT considera esta infracción grave y la sanción es de 200 euros por neumático.

2. Cuando los neumáticos sufren un pinchazo o cualquier daño grave

A pesar de la naturaleza robusta de los neumáticos, los pinchazos son en algunas ocasiones desafortunadamente irremediables. Un neumático puede sufrir un pinchazo mientras conducimos, pero es posible que no lo detectemos hasta que lleguemos a nuestro destino. Si esto sucede, debemos acudir de forma urgente a nuestro taller para repararlo o reemplazarlo. Otros daños que pueden afectar gravemente a nuestros neumáticos son los golpes contra baches, bordillos u otros elementos que podemos encontrar por la carretera.

Si tras algún impacto de este tipo los neumáticos de nuestro vehículo presentan alguna deformación evidente, como abultamientos, rozaduras, grietas o pliegues en las gomas será necesario cambiarlos, ya que su integridad estructural se habrá visto afectada, lo que aumenta en gran medida la probabilidad de un fallo repentino o un reventón.

3. Cuando neumático evidencia un desgaste anormal en la banda de rodadura

Si observamos un desgaste asimétrico (grandes diferencias en neumáticos del mismo eje), desgaste en el centro o bien desgaste en los bordes de la banda de rodadura, son síntomas evidentes y fáciles de detectar que probablemente se deban a un problema mecánico, como un fallo de equilibrado, paralelismo, transmisión o suspensión. Pero también puede estar relacionado con el hecho de que hayamos estado circulando a una presión inadecuada. Debemos tener en cuenta que si los neumáticos no tienen la presión recomendada o la goma está desgastada, nuestra contacto con la carretera disminuye. Se recomienda revisar la presión recomendada por el fabricante por lo menos una vez al mes, y siempre antes de un viaje largo. Circular con la presión adecuada es más seguro, reducirá el riesgo de dañarlos, aumenta su vida útil, y ahorra combustible. La información sobre la presión no aparece en los neumáticos, sino en el manual de usuario del vehículo, o en el lateral de la puerta del conductor, o en el interior de la tapa del depósito de carburante.

Dicho todo esto, cuando detectemos la más mínima anomalía en ellos es importante hacer una visita a nuestro taller de confianza y que los revisen, pues de ello depende nuestra seguridad al volante.

4. Cuando notamos vibración en el volante

Las vibraciones son uno de los problemas más molestos a los que un conductor puede enfrentarse. En parte porque su aparición no es a poca velocidad, sino todo lo contrario. Lo más frecuente es que se detecte a partir de los 90 km/h, agravándose el problema conforme se va aumentando la velocidad, lo que sin duda puede hacer que el conductor se asuste y pueda suponer un peligro de seguridad.

Cuando nos vibra el volante el origen de esas molestas vibraciones suele estar en la mayoría de ocasiones relacionadas con los propios neumáticos. El mal alineado de los neumáticos, por ejemplo, provocará que estos no se apoyen correctamente y rueden de forma óptima. Este problema es visible fácilmente si hay un desgaste prematuro de los neumáticos en la banda de rodadura o directamente tenemos alguno sensiblemente deformado.

Por otro lado, si nuestro coche equipa neumáticos con la presión incorrecta o si estos tienen algún defecto derivado del paso del tiempo o largos periodos de inactividad, es posible que también notemos estas desagradables vibraciones mientras conducimos. Si detectamos cualquiera de estos síntomas ha llegado el momento de cambiar nuestros neumáticos, por ello es muy importante que prestemos atención a su comportamiento mientras conducimos.

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