Benito Tesier Sierra Presidente del Clúster de Automoción de Aragón

30 de septiembre de 2019

Lo que realmente nos jugamos

Con 25.000 empleos, el de automoción es sin duda uno de los principales sectores económicos de la comunidad autónoma. El Clúster de Automoción CAAR es su principal referente en Aragón. Con poco más de 10 años de trayectoria, agrupa ya a 81 socios, de los que 10 -entre los que está Centro Zaragoza- se han incorporado en lo que llevamos de 2019. Seguir creciendo, captando fondos y oportunidades de participación en proyectos para sus socios, ayudarles a estar en la vanguardia tecnológica y proporcionar la última formación a sus plantillas para hacer frente a los retos disruptivos a los que ya está haciendo frente la automoción, son solo algunas de sus prioridades.

Decir que la automoción mundial afronta probablemente los mayores cambios que ha vivido en toda su historia no es una afirmación baladí. Hasta ahora, los cambios han residido básicamente en los productos, que llevamos más de 100 años viendo evolucionar incesantemente. Sin embargo, la transformación es ahora mucho más profunda, porque afecta tanto al producto y a la tecnología como al modelo de negocio en sí, a su regulación y por supuesto a sus clientes, en un contexto geopolítico que a su vez poco tiene que ver con el de las últimas décadas.

Esto, traducido a números, que es como casi siempre se entienden mejor las cosas, indica que solo en nuestro país, que produce aproximadamente 2,9 millones de vehículos al año en 17 plantas a las que surten de componentes más de 1.000 empresas auxiliares, está en juego el 10% del PIB, el 17% de las exportaciones y el 15% de la recaudación fiscal. Si traducimos este contexto a personas, que no sé si es como mejor se entiende, pero estoy seguro de que es lo que más debería importarnos, estamos hablando de que la automoción emplea de forma directa a más de 350.000 de ellas en España, 25.000 en Aragón. Por eso es importante lo que le pase a este sector, que se enfrenta a retos de tanto calado como la digitalización, la descarbonización -con la que la industria se ha comprometido desde el primer momento con cuantiosas inversiones- y el vehículo conectado, autónomo, compartido y electrificado. Retos que, no me cabe duda, solo afrontaremos con éxito si se dan variables como la unión de todos en torno a modelos de cooperación empresarial como el que propone nuestro Clúster y el resto de los que operan en España; una transición ordenada y no impuesta hacia los nuevos modelos de movilidad que contemple la coexistencia de tecnologías y tenga en cuenta lo que el consumidor quiere y el general convencimiento de que nos jugamos nada más y nada menos que mantener o no esta industria, su rentabilidad y la creación de riqueza y empleo que lleva aparejados.