La conducción autónoma nivel 3 llega, este verano, a Europa

28 de julio de 2022

El día 14 de julio del 2022 marcó un hito en la conducción autónoma. A partir de esa fecha, la conducción autónoma nivel 3 está permitida en las carreteras europeas.

La entrada en vigor de esta ley obligará a cada estado miembro a modificar sus reglamentos de circulación para adaptarlos a esta nueva perspectiva.

En el año 2014, la Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE) definió el concepto actualmente utilizado de vehículo autónomo, estableciendo para ello un total de 6 niveles de automatización (comenzando en un nivel 0). El objetivo de esta segmentación no era otro que unificar las definiciones, evitando malas interpretaciones, así como el de establecer el objetivo final a largo plazo: nivel 5 o conducción autónoma total.

En la actualidad los fabricantes ofrecen, a través de sus Sistemas Avanzados de Ayuda a la Conducción (ADAS), un nivel de automatización 1 o, en los casos más desarrollados, como Tesla con su Autopilot o Nissan con su ProPilot, un nivel de 2.

Hasta el año 2018, la única marca que había sacado al mercado un vehículo con un nivel de automatización 3 había sido Audi, con su modelo A8 y el sistema Traffic Jam Pilot, un sistema de conducción autónoma donde el vehículo tomaba el control en una conducción muy específica:  tráfico denso derivado de un atasco, a velocidades de circulación inferiores a los 60 km/h.

Finalmente, pese a afirmar que contaba con la tecnología y el desarrollo suficientemente avanzado para alcanzar este nivel 3, Audi canceló la implementación de este sistema, alegando que las leyes vigentes no contemplaban la circulación de un vehículo con este grado de autonomía por las carreteras europeas.

Este hito hizo evidente la necesidad de los fabricantes de contar con leyes que los acompañasen durante el desarrollo hacia la completa autonomía de los vehículos.

Pilares de la conducción autónoma

Que los vehículos autónomos sean una realidad en nuestras carreteras implica que los tres pilares siguientes estén sólidamente desarrollados y asentados:

· Tecnología:  

Es necesario que esté suficientemente desarrollada para que el vehículo pueda alcanzar la autonomía total. Como trabajos pendientes hacia ese futuro, a día de hoy, se ha de mejorar la incertidumbre de los sensores, como su funcionamiento frente a condiciones climáticas adversas o los cambios de luz drásticos, que provocan la desconexión temporal de las cámaras, o los GPS, cuyo funcionamiento se detiene, por ejemplo, en el interior de un túnel.

A partir del 14 de julio pudenen empezar a circular en Europa vehículos con una autonomía de conducción nivel 3.

Por otro lado, hay que seguir desarrollando el software de control del vehículo, para que sea capaz de detectar un mayor número de escenarios y barajar un mayor número de decisiones.

· Leyes:

Para que las compañías automovilísticas desarrollen sistemas con un mayor grado de autonomía deben contar con leyes que los respalden. La aprobación de esta normativa ha permitido, por ejemplo, que Mercedes acuerde con el gobierno alemán la introducción de su sistema nivel 3 de conducción autónoma (Drive Pilot, Mercedes Clase S) en 19.000 kilómetros de sus carreteras.

· Nivel de seguridad:

El conductor debe sentirse suficientemente seguro usando el sistema de conducción autónoma. Esto únicamente se consigue con la experiencia de haber recorrido muchos kilómetros en modo de conducción autónoma, en el mejor escenario de pruebas posible: carreteras reales. Pero antes de llegar a este punto se han de desarrollar la tecnología y las leyes adecuadas.

Nivel 3 de autonomía: nivel controvertido de autonomía

De acuerdo con la definición de la SAE sobre el grado de automatización de un vehículo nivel 3, los siguientes aspectos pueden ser realizados por este tipo de vehículos: 

· Control longitudinal y lateral del vehículo:

El vehículo debe ser capaz de controlar el volante y, simultáneamente, su avance longitudinal, es decir, la aceleración y el frenado.

· Detección de eventos y respuesta:

El vehículo debe ser capaz de detectar objetos y eventos y dar respuesta a ellos en escenarios muy conocidos y controlados. Por ejemplo, en el caso del Audi A8, el vehículo era capaz de controlar la conducción en condiciones de atasco.

Control longitudinal del vehículo: aceleración y frenada autónomas.
Control autónomo lateral del vehículo: volante.

· Fallos:

Estos sistemas deben ser capaces de detectar fallos en su propio funcionamiento y alertar al conductor con suficiente tiempo para que éste tome el control.

Los dos puntos anteriores son los que lo diferencian de un nivel 2 de autonomía, donde el vehículo es capaz únicamente de realizar el control longitudinal y lateral simultaneo del vehículo en algunas condiciones, pero no es capaz de detectar eventos y dar respuesta a ellos utilizando los controles anteriores.

Las leyes de circulación se podrán ir modificando para adaptarse a la evolución de la conducción autónoma.

El punto de controversia de este nivel es que el vehículo debe detectar sus propios fallos de funcionamiento y avisar con suficiente antelación. Dotar al vehículo de esta capacidad es el punto que más dudas genera en este nivel.

Llegados a este punto, el vehículo toma el control en escenarios controlados y el conductor, cerca del volante, acelerador y freno, puede realizar otras tareas como consultar su teléfono móvil, etc.

Futuro

Está claro que alcanzar el nivel de autonomía 5 con completas garantías de seguridad, es decir, que el vehículo autónomo sea igual o más seguro que el conducido por un humano, requiere de un arduo trabajo de desarrollo de software que contemple números escenarios y todas las potenciales respuestas.

A medida que se vayan introduciendo los vehículos autónomos en nuestras carreteras, con un mayor o menor nivel de autonomía, coexistirán todos ellos simultáneamente. Las leyes deberán adecuarse a esta nueva situación, en puntos tan controvertidos como la responsabilidad en caso de accidente.

Drive Pilot de Mercedes

Accidentes como los de Uber o Tesla hacen pensar que cada vez puedan ser más probables los accidentes de vehículos con un mayor grado de automatización, no solo porque se incrementa el número de ellos circulando, sino porque se enfrentarán a situaciones y escenarios nuevos y más complejos, aumentando la probabilidad de que no se hayan contemplado todas las situaciones posibles.

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