Centro Zaragoza, un aliado para la innovación
La adopción de la IA para la valoración de daños en vehículos representa un nuevo giro, a la vez que un reto, en el mundo de la peritación. Estas tecnologías, a priori muy prometedoras, podrían mejorar la precisión, reducir los tiempos de los procesos y minimizar los costes.
No obstante, aunque las predicciones aún no se están cumpliendo, es indudable que las nuevas tecnologías abren nuevas oportunidades y contribuirán al trabajo del perito.
A la hora de realizar una primera evaluación de daños y proponer una solución para el cliente, la IA puede ayudar a realizar una valoración aproximada inicial. En base a esta valoración, el perito podría continuar su trabajo, utilizando esta tecnología para tareas simples y repetitivas. Sin embargo, el conocimiento y complejidad que conlleva el dictamen profesional y objetivo de un siniestro requieren unas habilidades que, por ahora, están lejos de lo que la IA puede gestionar.
La situación actual puede ser entendida a través de la alegoría de la caverna de Platón. Según este relato de su tratado “La República”, el mundo físico que percibimos con nuestros sentidos es solo una representación imperfecta de las formas ideales que existen en un plano superior de realidad. Aplicando esto al contexto de la IA, podemos ver cómo su funcionalidad se aproxima a una forma ideal de valoración de daños, pero limitada por la imperfección de los datos y los algoritmos que las sustentan, así como del reconocimiento exacto del daño que presenta el vehículo.
En definitiva, nuestro compromiso de aportar valor al sector de la posventa del automóvil nos lleva a abordar esta tecnología con responsabilidad y rigor profesional, de forma que presente, en aquellos casos en los que sea viable, una oportunidad para agilizar la identificación de daños y estimar costes de reparación con mayor exactitud, beneficiando tanto a los talleres de reparación como a peritos, aseguradoras y, en última instancia, a los propietarios de vehículos.