Lunas laminadas y su reparación

15 de marzo de 2017

La reparación de las lunas del vehículo frente a su sustitución es una opción cada vez más considerada y utilizada por los clientes.

Los pequeños daños ocasionados en las lunas laminadas por impactos de piedras o granizo ocurren con relativa frecuencia. Según el tipo de daño y la zona en la que se produce la rotura de la luna, es posible realizar una reparación frente a la opción de la sustitución. Los pequeños daños pueden restituirse con un óptimo resultado obteniéndose una reducción del coste, del tiempo de inmovilización del vehículo y evitando una operación más compleja como la sustitución.

Durante la conducción es fácil que salten pequeñas piedras que golpean el parabrisas de nuestro vehículo causando pequeños daños que se pueden considerar estéticos por su magnitud, pero que realmente pueden afectar a la visión del conductor o pasajeros. Además, es habitual que el usuario decida no sustituir la luna al tratarse de pequeños daños, corriendo el riesgo de que en cualquier momento estos aumenten de tamaño y se produzca la rotura total de la luna, disminuyendo así las condiciones de seguridad durante la conducción.

Para evitar esta situación, existe la opción de la reparación de este tipo de daños en las lunas laminadas, bajo varias consideraciones que se expondrán a lo largo de este artículo.

¿En qué consiste la reparación?

La reparación de lunas laminadas consiste en extraer el aire introducido en el hueco abierto en el vidrio por la rotura, e introducir en su lugar una resina de relleno con las propiedades mecánicas y ópticas adecuadas que permitan recuperar las prestaciones técnicas de la luna.

Para extraer el aire e introducir la resina en el hueco se utilizan unos pequeños equipos llamados inyectores que sirven tanto para succionar el aire introducido como para inyectar la resina. Durante este proceso, a medida que va entrando la resina en el hueco, se va reduciendo la visión del daño.

La forma, el tamaño y la limpieza del daño van a influir notablemente en el acabado de la reparación. A mayor número de fisuras en el daño y cuanto más estrechas sean éstas, más complicado resulta introducir la resina en los huecos. Respecto a la suciedad que pueda existir en el interior del daño, ésta también afectará al resultado estético final, por ello, una acción recomendable tras producirse un daño en la luna es tapar inmediatamente el punto de impacto con una lámina de plástico para evitar la entrada de suciedad hasta el momento en el que se produzca la reparación.

Respecto a las prestaciones técnicas del vidrio una vez reparado, las resinas utilizadas disponen de las características adecuadas para no disminuir la seguridad en la conducción.     

Tipos de daños

La forma es un aspecto, ya comentado, que también puede influir en el acabado de la reparación. La estrechez de las fisuras o grietas dificultan la entrada de la resina de relleno, al contrario que los daños con huecos interiores más abiertos.

Según las diferentes formas que pueden presentan los daños se clasifican por tipos:

  • Ojo de buey. Rotura con forma más o menos cónica, con la punta en la superficie exterior de la luna y la base en la capa de plástico (PVB).
  • Estrella. Desde el punto de impacto salen varias fisuras radiales, se dice que presenta forma de araña.
  • Combinada. A partir de un daño con forma de ojo de buey salen varias fisuras radiales.

  • Media luna. Se trata de un daño con forma igual a la mitad de un ojo de buey.Presentan un pequeño orificio en el centro y el resto de la rotura parece como si hubiera roto una brizna de vidrio.
  • Rotura en grieta o fisura. Rotura del vidrio con forma lineal. Este tipo es el más difícil de disimular una vez reparado.
¿Por qué reparación? 

Los aspectos que se deben tener en cuenta para valorar las ventajas que ofrece la reparación de lunas frente a su sustitución son los siguientes:

  • Tiempo reducido de inmovilización del vehículo para la reparación.
  • Conservación de los materiales y uniones iniciales de fábrica.
  • Disminución de los residuos generados, lo que implica un menor impacto medioambiental.
  • Menor coste económico de la reparación
  • Se elimina por completo el posible riesgo de entradas de agua o aire ocasionados por fallos en el proceso de pegado.
  • En caso de pequeños daños, los usuarios deberían considerar la opción de la reparación frente a la sustitución, sin olvidar que el aspecto final del daño reparado va a depender del tamaño y forma de éste.
¿Todos los daños son reparables?

Junto con las ventajas que ofrece la reparación frente a la sustitución, también se debe considerar varios aspectos para analizar los daños y tomar la decisión sobre su reparación:

Existe una zona delimitada (zona de exclusión) en lunas parabrisas, donde no es recomendable realizar reparaciones. Debido a que en ocasiones el daño reparado puede ser apreciable visualmente y para evitar posibles pérdidas de atención del conductor, se ha establecido los siguientes límites para la zona de exclusión en la reparación:

  • El límite superior marcado por el barrido del limpiaparabrisas.
  • La línea horizontal tangente al volante en su límite superior.
  • Desde el puesto del conductor, se toma como referencia la línea media del volante y se establece el límite por la izquierda a 120 mm. y por la derecha a 180mm.

Existe varios requisitos que se deben cumplir para garantizar la calidad de la reparación:

  • Solo se repararán daños en superficies interiores o exteriores, sin que coincidan ambos en el mismo daño.
  • No se repararán daños en los que la lámina intermedia de plástico (PVB) esté afectada.
  • El diámetro máximo de los daños en forma de estrella a reparar será de 40mm.
  • No se repararán grietas o fisuras sin punto de impacto y/o que lleguen al borde de la luna.
  • No es recomendable reparar todos los daños, la magnitud y la forma del daño influyen en el acabado final. La visualización del daño y en concreto del punto de impacto una vez reparado el daño puede variar según los aspectos mencionados.

Equipo y proceso de reparación

Los equipos de reparación de lunas se componen básicamente de un equipo inyector que realiza las operaciones de presión-vacío con su soporte para situarlo sobre el cristal, una lámpara de rayos ultravioleta para el secado de la resina y un mini-taladro con un juego de brocas finas y fieltro de pulir. Al equipamiento básico le pueden acompañar otros accesorios como láminas de plástico, punzón, espejo, cuchilla, encendedor, linterna o gafas de protección.

Los materiales fungibles son las resinas de relleno y/o acabado y el pulimento para el acabado.

El proceso de reparación puede dividirse en las siguientes etapas:

Identificación y limpieza del daño. Se identifica el tipo de daño y se limpia la zona del cristal a trabajar evitando que se introduzca en el interior el producto de limpieza utilizado. Con un punzón se retiran los restos de cristales que se encuentren todavía en el daño.

Acotado de fisuras y abertura de vías. En el caso de fisuras o grietas se estabilizan los extremos de éstas mediante un taladrado para evitar su propagación. La abertura de vías con un taladro y una broca fina sólo se realiza en los casos en que la estrechez del daño impide la entrada de la resina.

Colocación del inyector. El inyector se suele montar sobre un soporte que se fija al cristal mediante ventosas. El inyector debe situarse perpendicular al punto de impacto del daño y con la boca de salida de forma que cubra por completo el punto de impacto, en caso contrario el inyector no podrá ejercer el efecto presión-vacío de la siguiente etapa.

Ciclo vacio (extracción de aire) y presión (inyección de resina). Aplicando sucesivos ciclos de vacío-presión se extrae el aire que se encuentra atrapado en el interior de la rotura para, a continuación, rellenar el interior del daño con resina. En ocasiones, es necesario calentar el daño ligeramente y durante un tiempo muy breve, para facilitar la entrada de la resina. Una vez introducida la resina, se coloca una lámina de plástico sobre el punto de impacto para evitar que salga.

Curado de la resina. Una vez que el daño se ha rellenado totalmente se procede al secado de la resina mediante el uso de una lámpara de luz ultravioleta, que acelera el proceso de secado.

“La reparación de lunas frente a la sustitución es una opción más respetuosa con el medio ambiente al no generarse el residuo del vidrio”

Acabado de la reparación. Una vez que hemos conseguido una correcta curación de la resina, se retira mediante una cuchilla o un rascador el material sobrante, y posteriormente se aplica una resina de acabado para reparar el punto de impacto, con el fin de mantener la continuidad superficial del vidrio. Con la resina de acabado se actúa de forma similar a la anterior resina, se seca con la lámpara de luz ultravioleta y se elimina el material sobrante con la cuchilla.

Acabado final. Finalmente y para mejorar la estética de la reparación debe aplicarse un pulimento que garantiza el acabado final y con el que se consigue brillo en la superficie de la zona reparada.

Conclusión

En caso de pequeño daños en lunas laminadas, los usuarios deberían considerar la opción de la reparación frente a la sustitución por las ventajas que presenta, no obstante también se debe tener en cuenta, que existen unos criterios de exclusión para catalogar que daños son reparables y que el acabado final conseguido en la reparación puede variar según el tamaño y el tipo de daño ocasionado en la luna.