¿ESTAMOS TAN CERCA DE LA CONDUCCIÓN AUTÓNOMA?

23 de noviembre de 2016

En Centro Zaragoza estamos convencidos de que el avance hacia la conducción autónoma es imparable, pero ¿de verdad veremos coches sin conductor en 2020? Y ¿casi todos los coches vendidos en 2030 serán totalmente autónomos? Estas previsiones, que circulan en numerosos foros de expertos, nos parecen excesivamente optimistas, quizá porque no hayan tenido en cuenta algunos factores que pudieran ralentizar su desarrollo.

En estos momentos el optimismo suponemos que viene alimentado por la existencia de sistemas muy avanzados de asistencia a la conducción (ADAS de nivel 1 y 2) que permiten, en situaciones concretas, mantener el vehículo dentro de su carril, guiándolo incluso sin que el conductor toque el volante, frenar y acelerar sin intervención del conductor, manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo precedente, etc., pero con todos estos sistemas sigue siendo el conductor quien ha de estar pendiente del tráfico en todo momento, y es el único responsable de lo que ocurra. La conducción totalmente autónoma supone un salto importante con respecto a lo anterior, supone que la intervención humana no sea precisa en ningún momento (ADAS de nivel 5) y, por tanto, a partir de ese momento será el vehículo (su fabricante o los fabricantes de sus sistemas) el responsable de cualquier incidencia que pueda suceder. Entre la actual situación y la conducción totalmente autónoma existe, por tanto, una zona intermedia muy conflictiva (los denominados ADAS de niveles 3 y 4), en la que se supone que se requerirá la presencia del conductor, responsable último del control del vehículo, pero cuya intervención no será precisa salvo situaciones de emergencia, cuando el sistema se lo indique.

 

Consideramos que este planteamiento no es realista, no puede pedirse que un ocupante pase a ser conductor y en pocos segundos tome el control del vehículo ante una situación de emergencia. A la conducción completamente autónoma sólo puede llegarse cuando la tecnología permita, con seguridad, dar un salto directo desde la actual situación. Esta circunstancia, unida a la necesidad de nuevas normativas sobre responsabilidad en caso de accidente y sobre la propiedad y el acceso a los datos grabados por los vehículos, pueden ser el motivo de que se demoren las actuales previsiones de implantación de la conducción autónoma.